¿Te acuerdas de lo bien qué se estaba en la casa de la abuela en el pueblo? No es un recuerdo idealizado, esas casas se hicieron con cuidado, usando procedimientos y materiales nobles, biosostenibles. Eran construcciones tradicionales sin efectos nocivos que transmiten esa calma. ¿Podemos recuperar ese bienestar? ¡Por supuesto!
Somos Rikki Nitzkin, experta en construcción con balas de paja; Agustín Martínez, maestro albañil, y Myriam Gutiérrez, arquitecta especializada en Bioconstrucción y Biohabitat. Nos hemos unido para crear la Escuela-taller Cobijo Natural. Hemos diseñado 22 talleres de febrero a julio para los cuales contamos con 8 profesores invitados especialistas en distintas técnicas que impartirán cursos para construcción profesional y autoconstrucción.
En la Escuela-taller Cobijo Natural impartimos distintos cursos de formación práctica en construcción mediante técnicas de edificación natural para recordar lo que parece hemos olvidado: autonomía/autosuficiencia en el habitar, salud, belleza y armonía en los hogares. Porque la casa, el hogar, ha de ser un espacio sagrado y seguro. Los materiales naturales nos hacen sentir bien, y todo aquello que nos hace sentir bien le va bien a nuestra salud.
Un lugar semilla
Escuela-taller Cobijo Natural es un lugar semilla que combina juventud y maestría. Un lugar vivo, acogedor, donde las personas se sienten como en casa, donde surgen lazos de amistad y relación profesional auténtica, donde queremos recuperar el buen hacer, el hacer las cosas por el gusto de hacerlas bien, donde se aprende haciendo, haciendo lo que se ama.
Esperamos convertirnos en un centro de referencia en el norte de la península que impulsa la construcción consciente y sostenible, un lugar de recuperación de los saberes tradicionales, de los oficios olvidados; que nuestra semilla pueda germinar y expandirse desde Alberite, en La Rioja, y llegar tan lejos como el viento a través de las personas que participen en los talleres. Personas que defiendan la construcción tradicional/natural, que irán haciendo crecer nuestra escuela hasta desarrollar proyectos de investigación y de innovación en la construcción, así como de conservación del patrimonio vernáculo.
Que esa semilla ayude al planeta y también a la ciudadanía, que se irá dando cuenta de que convivir con técnicas sostenibles y materiales naturales en nuestros hogares mejora nuestra vida, porque el amor puesto en el trabajo permanece en las edificaciones.